LA PÉRDIDA DE LA FE EN LOS ADOLESCENTES
Es frecuente en colegios donde se
imparte formación cristiana que un buen número de alumnos, cuando llega la
adolescencia, dejen de practicar su fe.
El origen de este abandono no está
principalmente en el ambiente que rodea a los jóvenes o en la influencia de los
medios de comunicación. La causa fundamental son los propios padres de estos
adolescentes, por su falta de práctica religiosa, pero es indudable que también
jóvenes de familias seriamente cristianas tiene problemas de fe o se abandonan
en su vida espiritual.
Aunque siempre hay excepciones, se
ha observado año tras año lo siguiente:
1.
Generalmente,
dejan de practicar los hijos de los padres que no practican.
Normalmente son matrimonios que
conservan la fe y han buscado para sus hijos colegios católicos pero el ambiente familiar es demasiado
neutro: apenas se habla de Dios que no forma parte con naturalidad del entorno
de esa familia.
A los padres compete en primer
lugar la transmisión en la fe y se comprueba que delegar en otros agentes como
el colegio no da resultados satisfactorios. El colegio colabora pero es incapaz
de suplir la labor de los padres. Es imposible que un niño crea que es
importante ir a Misa el domingo o recibir los sacramentos cuando ve que sus
padres no ponen interés en ello.
Los niños oyen en los colegios:
“Esto es muy importante”. Los niños ven en sus casas aunque nadie lo dice
explícitamente: “Esto realmente no es importante”. Los niños concluyen: “En el
colegio me enseñan la teoría pero no todo lo que aprendo es necesario
practicarlo”.
2.
La fe suele
estar bien arraigada en aquellos alumnos cuyos padres son coherentes con su fe
y se han implicado en la transmisión de la vida cristiana.
El catecismo de la Iglesia católica
nos dice que la fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la
iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede
creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo,
como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de
otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos
impulsa a hablar a otros de nuestra fe.
En general podemos decir que los
jóvenes pierden la Fe por las mismas razones por la que los hombres pierden su
casa y que suelen ser cuatro:
·
Porque se les desmorona o se les cae a la primera
sacudida,
·
Porque la cambian
·
Porque la venden
·
Porque se la quitan.
Lo mismo sucede con la Fe. La Fe
que se desmorona y la que se cae con la primera sacudida, es porque nunca fue una
Fe sólida.
La pérdida generalizada de jóvenes
católicos para la verdadera fe no tiene igual en toda la historia cristiana.
Millones de adolescentes y jóvenes de alrededor de los veinte años de edad
están dejando la iglesia católica en los llamados países desarrollados, uno
tras otro.
La experiencia de Estados Unidos se
ha duplicado en Europa. Grandes números de jóvenes en Inglaterra, Alemania,
Francia, España e Italia están dejando la Iglesia de su herencia católica.
Nadie pierde la fe. La infalible
enseñanza de la Iglesia nos muestra que una persona que ha sido bautizada como
católica y que ha aprendido al menos lo básico de su religión no pierde la
verdadera fe. Debemos decir que la abandona.
Los medios de comunicación
modernos, “han emprendido una conspiración luciferina (relativo a Lucifer) en
contra de la verdad”.
Desde la infancia, los niños están
expuestos a todos los medios de comunicación. Los dueños de la comunicación no
tienen mucho amor por el cristianismo. De hecho, la mayoría de ellos son
abiertamente hostiles a las enseñanzas de Cristo.
Aunado a esto, los muy jóvenes
actualmente están expuestos a las cosas buenas de este mundo en un grado nunca
antes conocido por la historia humana. No es extrañarse que nuestros
diccionarios definan como “insignificante” cualquier cosa que no pueda ser
percibida por los sentidos. En estos términos, el alma humana, los ángeles y
los santos, incluso el mismo Dios es “insignificante”. La oración se convierte
en una práctica piadosa para las personas que viven en un mundo irreal.
¿Cómo lograr que nuestros hijos
sigan siendo católicos?
Para mantener a sus hijos en la fe
católica debe:
1. Ser un canal de gracia para
ellos.
2. Orar con ellos y por ellos todos
los días.
3. Educarlos para que entiendan lo
que creen.